sábado, 2 de septiembre de 2017

Diego Brando




















3

Vierto el agua del jarro / y abro un camino en el césped. / Mi cara y la luna se reflejan / y surgen los pensamientos, / no es en vano el destello. / Mañana cuando salga el sol / y todo se haya secado / buscaré mi rostro / en la tierra seca. / En su memoria dejaré un lirio, / una invitación a la tormenta.








4

Estoy despierto y puedo ver / bajo la luz que ilumina el patio / el último brillo de las plantas. / El sol de mañana / se posará sobre las flores heladas / y luego se esconderá tras las nubes. / Hombre de trabajo, / tomo mis herramientas para la poda, / un largo día me espera. / Hasta que se prenda nuevamente la luz / hasta que brillen los cortes con elegancia.








9

Soy un hombre abandonado / en el fondo de un patio / dentro de los tapiales / que me contienen. / Muevo con mis manos / las ramas del naranjo / y cae la fruta madura / sobre el césped / con fuerza. / Una cosecha ejemplar / si no fuera / porque el sol se ha ido / y la tierra se ha puesto lúgubre. / Aún así, / tomo mis naranjas / y me pongo a resguardo / agradecido. / El viento de tormenta / surge allá afuera / y en mí / una inquietud: / de qué estoy hecho / y qué pretende de mí / la naturaleza. / Por lo pronto / resta esperar / que después de las heladas / la fruta sea más dulce.








10

La primera vez en el mar / me hundí en él / hasta el peligro. / Mientras me hacían señas / para que me acercara / o volviera / yo sonreía / con el agua al cuello, / los brazos en alto. / De esa temporada volví a salvo, / e incluso sobreviví / varios años. / Ahora me tapa la tierra / y no hay nadie en las costas. / Quedé en el mar / como en un reflejo.


(inéditos)






















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