jueves, 16 de enero de 2014

Lidia Rocha








Más fuerte que la historia es el ensueño

 

I


Decía: la guerra es un estado
de desolación perpetua
y el camino
un hogar que transcurre.
Arrojaba, feroz, de su guarida
una piedra al agua
de la lluvia
y la lluvia cesaba.



II

Ella era yo
la cazadora de su presa
ágil en el filo
cortante en la trampa,
tejida en ramas la oscuridad del pozo.
Reía de júbilo
ojo a ojo con el animal salvaje
erizados los pelos de la nuca
Un lince
en el acecho.



III

Mi voz ha sido hecha para su vida
perdida o inventada.
Más fuerte que la historia es el ensueño
el horizonte del río quebradizo
donde ella me caza
y me hace verdadera.
De las dos es el brazo firme
el relámpago
y el amor por las tardes perdidas








Norte



                         “aquí
                                    pesa más la sangre que la muerte”
                                                         Leopoldo Castilla


I

Fuimos niños al acecho del día

Amparo de tu miedo
mi voz
dio a luz un héroe:
     te destejió la infancia
     te enfermó de coraje
     te dio tu propio peso

de árboles imprecisos
les lloverán las flechas

Niños a la siembra de la muerte
Violencia fue la sombra última

En el Norte la vida se gana
por las armas



II

De la memoria y el olvido:
camuflaje, sangre espesa
y mi voz.

Una promesa basta,
un beso entre las sombras,
para ponerte en pie
y que ellos no sepan
de dónde cae la muerte

Guerreros semejantes
a los pies de esta niña
que fui, que soy,
en el Norte.



III

Abrazados a la raíz del árbol
invisibles los ojos que se miran
(incandescencia que protegía la sombra)

repentina ceguera de la luna

silencios del bosque

Para cuando ellos vean
qué animales seremos con el alba
yo limpiaré la sangre de tu boca

Búhos oscuros fuimos
cazadores
en la noche del Norte






De Poemas de Sweyn, del libro Norte (inédito)
















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