martes, 26 de febrero de 2013

Javier Saleh





 
Los vientos no vuelan


                                        a Lucía Sordi  
                                       (acróbata en telas)



probó tirarse de las columnas
que sostienen la autopista 25 de Mayo
miró el tren Sarmiento y se dijo:
pensar que algunos se arrojan para caer.

caer es imposible
cuando la vida se teje en el aire
es que un bretel de mujer
la sostiene desde un árbol

la tierra al nivel del hormiguero
es limitarse.

tomar el mate dulce
de los kilómetros por hora
hamacando,
eso era.

el apunamiento de la libertad
como satélite de la poesía

una vía de tren no debiera separar dice

el nivel del mar no separa el cielo
apenas, pone en su lugar un infierno con alas

ella colgada de las campanas de San Cayetano
hace fila en el viento

Liniers cae,
y su extremo ramal, Moreno,
lo manda a fusilar otra vez.

a veces el vacío
es una distancia a vencer

del viento también salen metros de tela,
ella no sólo es el vuelo que se viste de aire
también es: planéate        sésamo. 

Liniers que regresa otra vez fusilado
propone un suicidio de tierra firme,
que le vuela,
cerebralmente hablando,
la tapa de los pájaros.

Ella insiste:

el que esté libre de caer
que arroje la primera tela. 









El auricular de Van Gogh


Sobre los rieles siempre la cruz
siempre la madera del niño abandonado
sobre los rieles  el tiempo se aleja
dibuja su vagón de tercera
traza pobres con color ligero de equipaje

a la mano con el pincel
le molesta la llegada
las ocho horas que tendrán que fingir
el dibujado milagro de ser todos bajando
la lluvia vitalicia en la derrota
apenas el futuro vagón quemado
como bosque digno

eso lo entiende la mano con el pincel

anónimos que no serán seducidos por el poema
adictos a aguantar con clase
damnificados de los ojos cerrados o abiertos,
soñar con la gran herida de la ciudad

comprende que en la hoja en blanco
los semáforos, los baches del asfalto
son parte de los hombres buenos medidos en monedas                                                                 
     
la mano que pinta puede ser otras manos
y habrán salvado al hijo

a las veces en que una ventana
también da a un oxígeno roto

a los kilos de pobreza
que deberían llevarse en trenes de carga

al marco de un cuadro que será pintado
o no.





 
De la serie de poemas que forma parte del documental De Glew a Paso del Rey (Uramielo Producciones).













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