viernes, 15 de febrero de 2013

Germán Arens






Célula a célula 
el día me entró en la carne 
Dejamos el auto en el camino 
y sólo subí a la barda


De cara al pueblo 
fui poco en la temporalidad de todo, 
un hálito de pacífica gloria 
se metió en mi nariz


A lo lejos 
un cuerpo geométrico 
de ciruelos, manzanos y perales; 
después la barbarie montaraz


Bajo mis ojos y cabeza 
la zona urbana parece un tablero 
donde metódicamente 
se juega a la vida



De Pueblada, 2008.






Después de caminar casi nueve leguas
llegué a la ermita.
El niño estatua permanece en ella,
también su madre.

Río y altura mediantes
el pueblo está a mis pies.
En su apariencia todo está abandonado.

Llega la noche,
decido dormir en el lugar.

A pesar de ser octubre
las colonias están secas.

La luna está casi llena.
En el centro de Orión las Tres Marías.
Sobre el  horizonte oeste
muy cerca de Venus distingo a Saturno,
el de los diecisiete satélites.
Venus, que es el Lucero, apenas si se ve.
Busco a Júpiter en el este.
¿Estará el Gordo en Ganímedes?...

Entro a mi bolsa de dormir,
una vieja Duvet de pluma de ganso.
Enciendo mi linterna
y me entrego a la lectura de 
“Algunos discursos presidenciales desde la vuelta
de la democracia  a nuestros días”.

Mañana cruzaré el puente negro.





De Siempre creí que los zombis eran los protagonistas de un subgénero del cine de terror clase B, 2012.







1 comentario:

  1. Gracias, Valería, por los poemas, por dejarnos entrar en el mundo poético de German

    Besossssssss

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