miércoles, 31 de octubre de 2012

Valeria Pariso








Te soy.
Involuntariamente
como todas las cosas naturales.
Como un sol de frente.







Sin querer fueron ellos
la flor amarilla
nacida entre las piedras
de las vías del subte.








Cuando ya no podamos
esperarnos sin dolor
qué haremos con el tiempo.

Quién abrirá las ventanas
para que el grito salga.









De Cero sobre el nivel del mar, 2012. 








sábado, 27 de octubre de 2012

Marcelo Dughetti





Isabel despierta de la siesta
entra con cinco caballos en las manos
Cinco caballitos de un solo ojo
Cíclopes en la belleza de un trazo débil
Son frágiles y gastan llanuras blancas
Renglones almibarados por combinación de crayones
Pasturas sicodélicas, soledades de papel
Despedaza el atado de cigarrillos y recorta coronas
Unge príncipe al más triste
El pajarito sobre su hombro asiente
Todo es solemne en la cocina
Los acompaño en silencio.






Fumo
Escucho trepidar los troncos que abrasa el fuego
Como en la prehistoria de la humanidad
Los caballos pueblan la pared de la escalera
¿Qué de todos aquellos hombres ha venido a buscarme?
El aire de la estufa agita los caballos y sus llanuras
Isabel duerme a tu lado en la cama grande, tiene fiebre
De la calle los sonidos del tren, risas, sirenas, disparos
pero es otro tiempo, un cangrejo inalterable
El pajarito despierta posado en el respaldar 
Isabel dibuja en su delirio animales que no veo
Vos le besás la mano y la nombrás como a un fantasma.






Mi hermano llega vacío
Acaricia los caballos de Isabel y lee los nombres
El primer caballo se asusta y corre a la manos de la niña
El segundo raspa con el hocico sus manos
No ha parado de llover
la humedad dibuja un caballito bayo
entre la puerta del patio y el respiradero.






De Los caballos de Isabel, Recovecos, 2009. 








lunes, 22 de octubre de 2012

Leonardo Martínez




LA CASA


Mi padre 
heredó de viejo
la casa y los alfalfares de mis abuelos
La casa estaba en ruinas
puertas y ventanas tapiadas
Las hormigas habían levantado grandes túmulos
en los pisos
Los techos filtraban el agua de las lluvias
y por los huecos de las tejuelas rotas
la luz caía en figuras cambiantes
Mi herencia fue en otoño
La iguana que tenía su cueva
en la sala de sillones sombríos
empezaba a dormir su sueño de invierno
Las comadrejas abandonaban el nido
hecho en la maraña del clarín de guerra
y en el patio
sólo se oía la embestida del viento
Los alfalfares ya eran montes
de vegetación áspera y cerrada
guarida secreta de habitantes
de la casa

Ahora
la casa está vencida
el tiempo clausurado





SIN RESTA


Atardezco
Pronto me alcanzará la noche
y la oscuridad será mi madre
recibiendo en brazos al expósito
Infierno y cielo
izquierda y derecha
nada atrás nada adelante
un solo río hacia el mar
una sola voz en la sombra
Madre no me hieras
Pero la madre hiere y danza
en la cornamenta de la luna
Antes y ahora igual
corre el día por amor de la noche
mientras la barca oscura
navega en el copioso abismo







De El tiempo cumplido, 2012.







sábado, 20 de octubre de 2012

José María Pallaoro




La imagen verdadera

Las piernas heladas, y una melodía que zumba, zumba, zumba.
Nadie  toca  la  tapa  del  cielo,  una  luna  perdida.  Un  maldito
olor que sale de entre las piernas de un durazno dormido en
la  pileta  de  la  cocina.  En  la  casa  el  estío  se  eterniza,  es  la
hora de anclar. Pero el espacio es limitado y hay una incesante
negociación donde siempre se pierde. Bingo. Zumba. Bingo.
Zumba. Turbulento fluir del tiempo. Ramas cortadas, afuera,
secas  y  frías,  como  mis  pies.  Limpiar  la  estufa  de  cenizas,
limpiar la casa de camelias blancas, despejar el lugar para dar
cabida al cielo del otoño. Una manera de curarse, islas, donde
lo que sana se desnuda, y se cubre y protege de la lana ancha
del agua. Zumba. Se activa el sonido. Zumba. El obturador,
zumba. Y al cerrar los ojos, la fotografía caracolea un camino,
y a lo lejos se ve la mora y un patio donde poder encontrarse.

11.05.11



Sontag

En el breve atardecer, la noche desnace al hijo. La lluvia cae
salpicando las naranjas que aún no pude juntar. Hace frío en el
galpón de los sueños, y a ella le agrada la fotografía perfecta
del amor. Su nombre vibra lejos, como el negro cigarrillo que
seguro  se  consume  entre  sus  dedos.    Hay  un  humo  que  se
disipa junto al corte de luz involuntario. A oscuras, cierra los
ojos y, en el hueco que dejó mi corazón extirpado hace más de
seis años, ve nuestro atardecer mojado de jugos ilícitos.

24.05.11



Límites

En la vieja estación, a la hora de la bruma, pasa la soledad;
va,  solita,  sin  brisa,  viento  ni  tempestades,  hacia  los  cuatro
extremos  del  mundo.  Los  sueños  descansan  en  regresos  y
puntos de partida. Quietos y sueltos en su larga noche.

31.08.11




De 33 papelitos y una mora horizontal, Libros de la Talita Dorada, 2012.







miércoles, 17 de octubre de 2012

Eduardo Espósito



Castidad

                 (Sobre una obra textil de Maryté Arias)

Monedas de carne en la ranura
Centavos de amor como limosna
Reír sobre la leche derramada
Oír el ruido de rotas caderas
Eso es todo
Lo que fue / lamido por los galgos
Cierta postrer migaja repudiada
Y ese hueco sin llave
con su luz de otros días

                                    A Úrsula K. Le Guin




Calidoscopio

Me voy cayendo al sol
Todos parecen darse cuenta 
La hierba es fina
Mis manos transpiran soledad
                                 ingravidez
La grave edad desacelera para mí
con su manojo de arrugas
No hay cremas paliativas
para el cansancio de los materiales
Mi cuerpo es un satélite en desuso
Me voy cayendo al sol
como ellos
que encremados de espanto
reparten pancután y botiquines
Ayer fuimos más que Dios
                          hoy somos pasto
Mis manos queman cromo
La hierba es inasible
                          y el destino amarillo.

                                      A Ray Bradbury




 De Las puertas de Tannhäuser, El mono armado, 2012.






viernes, 12 de octubre de 2012

Máximo Ballester





Amanece

 
El repartidor de diarios arroja
palomas muertas.

Un perro en la avenida
aúlla con angustia metafísica.
Su aullido pega contra los vidrios
del HSBC Bank.

El portero del alto edificio
manguerea el llanto de una mujer sentada
que amamanta a su hijo.

Huele a pis de gato.

El bebé que toma el pecho
suelta media sonrisa y enciende los vidrios
de la casa funeraria.

Pasan los coches de la policía.
El barrendero fuma.

Cuando el bebé deja de mamar,
el pecho de la madre apunta al cielo.
Ese es el único sol que ilumina la calle.




A la salida del Jardín



Voy a buscar a mi hija al jardín de infantes.
La salida es por un portón lateral y cuando llego
ya hay varios padres esperando. Al rato,
la señorita maestra abre el portón y les pide
a los alumnos que se apuren. Enseguida alcanzo a ver
a Agustina entre tantos guardapolvos celestes
que se agolpan en medio de un bullicio.
Cuando al fin sale y la tomo de la mano, Agustina
se detiene en los pies de la señorita que marcan el paso
dando golpes impacientes con las puntas, y con un claro
gesto de asombro en sus ojos, me dice:
—Papá: esa señorita tiene los zapatos enojados.












lunes, 8 de octubre de 2012

Andrés Alvarado



2.


                                                                               entonces todo se tornó desierto
                                                                               y aquel abismo se colmó de voces.





VOCES


cuerpo
que me hacés
palabra

son mis gritos
temor
a lo inconsistente?



MÍTICO

ascenso en espirales
de palabra escrita
borrado silencio

-el espacio negado
la fuerza-



DESHACER VOCES

uñas hacen lo que el viento deshace
lo que fue espejo.

breves texturas aquellas palabras otras
que fueron esquirla.

silencio de sol pernoctado
de nada fundido en.

*

melancolía perfora
vértices humanos
pieza ósea

estaca

en lo profundo.

*

qué es cuerpo
dios qué es
qué es noche
de sol alternada
en toda esta guarida
que se arroja de.

*

quietud estalla ventana
de calma pena.

las uñas tiempo
que crece
crece
crecen

¡que te calles!

*

palabra
que me hacés cuerpo.




El día de la lluvia, Ruinas Circulares, 2012. 






sábado, 6 de octubre de 2012

Franco Castignani




sonata para el sueño del soldado



1. el camino

al costado de un camino
irrigado de sangre y plomo
un soldado enjaulado sueña
alistarse para una batalla

sueña el soldado
un campo de ortigas rojas
enjaula a su madre y sueña
alistarse para otra batalla

los pájaros lejanos
nutren de plomo y sangre

el pardo algodón cae

entre las ortigas una brisa
astilla el sueño del soldado



2. dice

es un camino de plomo
la sangre,

madre 



3. astillas

los ojos caen ebrios

siempre inútil la batalla
madre

el pardo algodón
sobrevuela las ortigas

la misma lluvia plomiza
combate solitario de los días



4. derrota

la tarde sube al encuentro
de otra noche

alguien vuelve al costado de un camino
donde sólo duermen

un soldado
sangre
plomo
ortigas

una brisa

y otra batalla perdida





El sueño del soldado, Ruinas Circulares, 2012.